La elección de las prendas que debemos llevar para navegar es una elección importante y de ello va a depender en gran medida lo que podamos disfrutar o no un día de navegación.
Vamos a tener en cuenta varios factores como las condiciones climáticas, la periodicidad con la que naveguemos, el tipo de barco o nuestro rol a bordo de la embarcación, ya que si somos el patrón es probable que estemos más expuestos que si vamos como un tripulante. En cualquier caso, es importante que elijamos prendas cómodas que nos permitan una buena libertad de movimientos, sean transpirables y nos protejan del frío, el agua, el sol y eviten resbalones a bordo.
Si empezamos a navegar, o lo hacemos de forma esporádica, no es necesario invertir grandes cantidades en equipamiento muy técnico. Lo mejor será ir probando opciones más económicas y ver qué es lo que mejor se ajusta a nuestras necesidades, para poco a poco ir definiendo nuestro equipo de navegación.
Entre los imprescindibles lo primero sería elegir una prenda como una chaqueta de aguas o una cazadora impermeable que nos proteja del agua (tanto de los rociones del mar como de la lluvia) y del viento, incluso en verano, ya que la sensación térmica a bordo con el viento y la humedad es más baja que en tierra. Vamos a fijarnos en detalles importantes como que tengan los cuellos altos, capucha y cierres estancos que nos garantizarán una buena impermeabilidad y resguardo del calor corporal.
Si además las condiciones meteorológicas dan posibilidad de lluvia o temperaturas frías, lo acompañaremos de prendas impermeables como un sobrepantalón o un peto y unas botas.
Es importante que este tipo de prendas sean transpirables, tanto en verano como en invierno, ya el cuerpo suda, y puede provocar incomodidades y roces en la piel. Además, si el sudor se enfría, se condensa y nos provoca enfriamiento.
A lo que respecta el calzado, debemos tener en cuenta que vamos a desplazarnos por superficies que suelen estar mojadas por lo que es muy importante que el calzado sea de suela blanca o goma que no manche y tenga muy buena adherencia para evitar resbalones.
En invierno además tendremos que proteger nuestros pies de las bajas temperaturas por lo que usaremos un calzado más técnico como unas botas impermeables y, si es posible, transpirables.
Una vez que nos hayamos protegido del viento, del agua y hayamos puesto esta primera barrera para el frío, tendremos que elegir más o menos prendas de abrigo en función de la temperatura exterior. Hay que tener esto en cuenta para que la chaqueta de aguas sea más o menos amplia y nos permita ponernos más ropa debajo a modo de capas como una cebolla en función del frío exterior.
Estás prendas de abrigo podrán ser jerséis (a poder ser con lana en su composición), forros polares y chalecos o chaquetas de plumas (ligeros y cálidos). Por debajo de ellas podremos poner camisetas o mallas térmicas. Combinando este tipo de prendas podremos adaptar nuestro confort térmico a las condiciones externas de más o menos frío.
Para los pies existen en el mercado una gran cantidad de opciones de calcetines térmicos, así como parches térmicos que se introducen en el interior de la bota y nos van a producir calor durante varias horas, lo que nos ayudará a mantener nuestros pies calientes en condiciones de frío.
Así nos protegeremos del frío y la humedad por capas en función de las condiciones climáticas y la época del año:
- Una primera capa de ropa térmica y transpirable como camisetas y mallas, solo en las temporadas más frías o navegación nocturna.
- Una segunda capa de ropa ligera y transpirable como camisetas de manga corta o larga o pantalones largos o cortos, según la temporada.
- Una tercera capa de abrigo con cazadoras, jerséis, forros polares o plumíferos, más o menos abrigados en función de la época del año.
- Una cuarta y última capa a modo de barrera viento-humedad con ropa de aguas o chaqueta náutica.
No nos podemos olvidar de otras partes del cuerpo a la hora de navegar como son las manos, la cabeza, los ojos y la piel.
Las manos además de estar expuestas al frío están expuestas al rozamiento de los cabos, por lo que es aconsejable el uso de guantes a bordo para protegerlas. En verano bastará con unos guantes ligeros reforzados con cuero en las palmas y dejando la mitad de los dedos libres. Durante el invierno, o por las noches cuando bajan las temperaturas, utilizaremos guantes impermeables y acolchados que nos abriguen bien las manos pero que nos permitan a su vez poder maniobrar con ellas (evitaremos las manoplas).
Por otro lado, la exposición a las radiaciones solares durante la navegación es muy alta, no solo en verano sino también en invierno, por lo que para evitar insolaciones vamos a protegernos la cabeza con una gorra o sombrero con visera, los ojos con unas gafas de sol y las zonas expuestas de la piel con crema solar que tenga factor de protección alto. Durante la noche o en climas fríos usaremos gorros de abrigo de lana o forro polar poniendo atención a que nos cubran bien la cabeza y nos protejan las orejas.
Se hace imprescindible además cuando vayamos a navegar una bolsa o mochila con ropa de repuesto por si se nos moja la que llevamos puesta, y siempre con una prenda de abrigo.
Existen en el mercado múltiples opciones de equipamiento náutico, desde el más sencillo para una navegación ocasional costera en verano, al más técnico para prolongadas navegaciones de altura en condiciones más extremas, y con una muy amplia variedad de precios. Es por ello que recomendamos ir equipándonos poco a poco con opciones más económicas en función de las necesidades que veamos que tenemos de acuerdo con la navegación que vamos a hacer.
En este sentido en Decathlon encontramos una muy buena relación calidad-precio, con múltiples y variadas opciones para las diferentes condiciones de navegación.
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